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ACTIVIDAD FÍSICA EN LOS NIÑOS






La actividad física es un determinante de la calidad de vida y salud en todas las etapas del ciclo vital, está influenciada por un sinnúmero de factores que se clasifican en diversas categorías, desde lo general: medio natural en el cuál se desenvuelve la persona, el medio construido artificialmente, el ambiente social, cultura, ingresos, equidad y soporte social, hasta los más específicos, como son los de nivel personal: el género, la edad, las habilidades específicas y la motivación (1).

 En los niños la actividad física es reconocida en gran parte como el juego, actividad recreativa que tiene un papel fundamental en su crecimiento y desarrollo, y es en la etapa preescolar donde mediante el juego se adquieren herramientas que definirán el desarrollo físico, psicosocial y emocional de los niños y las niñas. 

Los niños que no reciben una adecuada estimulación tendrán en los años posteriores limitaciones físicas, emocionales y sociales; además del hecho de ser probablemente jóvenes y adultos poco activos, situación que suma condiciones de exposición para ser adultos afectados por enfermedades crónicas. El tema también es de importancia dado que es en la etapa preescolar cuando se están formando hábitos, en cuanto a socialización, alimentación, actividad física y otras que llevan al aprendizaje y formación, y es el juego el que permite el perfeccionamiento del niño; tradicionalmente al hablar del tema de actividad física en niños se concibe solo como resultados en salud, o como facilitador en la consecución de resultados positivos en deporte. Es por esto que dentro de la revisión de literatura se hallaron por las investigadoras indicios de que la actividad física como juego no se concibe como herramienta que contribuya a la formación de hábitos saludables desde la etapa preescolar, éstos se exponen a continuación: Entre otras, tradicionalmente los padres y cuidadores han considerado que la actividad física y el ejercicio generan pérdida de tiempo y no permiten alcanzar logros escolares, dando una mayor importancia al 16 aprendizaje académico que al desarrollo de otras habilidades y destrezas (como algún deporte, actividades recreativas, tocar instrumentos, baile, entre otras), además los sistemas educativos han tenido una tradición intelectualista que le confiere mayor prestigio pedagógico a las habilidades académicas, dada la lógica del mercado y competencia laboral que debe ser desarrollado por la escuela. 

En nuestro medio no se reconoce fácilmente la importancia y necesidad de llevar una vida activa, ni de los beneficios físicos, psicológicos y emocionales, que puede generar un estilo de vida saludable, además del desconocimiento y falta de información sobre cómo los padres pueden orientar a los hijos sobre prácticas activas y saludables (3,4,5,6,7,8). De otro lado, en el proceso de desarrollo y de practica del juego es fundamental el papel de los padres, pero debido al ritmo de vida llevado se ha notado que se destina menor tiempo hacia los hijos, relegando la responsabilidad de la educación y acompañamiento a otras personas o instituciones, y es allí donde los medios de comunicación toman un lugar importante, desplazando la red familiar, social y los espacios destinados al juego libre, y por ende, fomentando patrones de vida poco saludables, alterando el adecuado desarrollo del niño. Unido a lo anterior, las familias perciben que la falta de seguridad es una limitante para permitir que los niños usen los lugares destinados para juegos y recreación, por tanto estos menores cuentan con opciones de recreación pasiva: video-juegos y televisión al no tener espacios suficientes en las viviendas para realizar actividad física (10,11,12), promoviendo el sedentarismo. Otro espacio importante en la formación de los niños es la escuela y las instituciones de cuidado para ellos, los cuales se conocen como programas de educación inicial, los niños pasan gran parte de su día en la escuela, estableciendo relaciones y aprendiendo; pero la escuela ha sido concebida como un lugar de trabajo más que como un lugar de vida, generando una cultura de estar quieto, en el aula típica no es posible llevar a cabo actividades vigorosas, y no se permite que los niños corran, salten, trepen o atrapen pelotas. Aunque estas restricciones son naturales dentro del salón de clases a veces también las actividades motoras gruesas son restringidas al aire libre, y los maestros ponen como excusa que temen que los niños se lastimen, que no hay equipo suficiente, o que prefieran las tareas pasivas. Así mismo, se observa que la educación inicial en las diferentes instituciones no está articulada con el primer grado de educación básica 17 primaria, cuya directriz está a cargo del Ministerio de Educación Nacional, los niños y niñas llegan a este grado hacía los 5 o 6 años de edad, y en este primer grado de estudio no se dan bases para la promoción del juego y de la actividad física, ya que se limitan a actividades que faciliten el desarrollo de habilidades motoras finas. La importancia de poblaciones activas es indiscutible, dados los beneficios en salud, desarrollo social y económico para la comunidad ampliamente descritos, sin embargo, las prioridades inherentes al desarrollo de una comunidad no se encuentran dirigidas a la promoción de actividades sanas, lo cual limitada la realización de actividades físicas al no contar con espacios para realizarla regularmente, esto conlleva entre otras a que no se genere ambiente promocional para los adultos actuales y para los adultos de mañana que son los niños y niñas de hoy. Adicionalmente y como consecuencia de la priorización de otras necesidades sociales, se destinan pocos recursos para esparcimiento y promoción de actividades recreativas; el desarrollo urbanístico acelerado y sin planificación crea espacios no dispuestos para el fomento de este tipo de actividades en preescolares (6,10,11), subutilizando una herramienta potencial en el desarrollo de los niños.
 Dentro de los beneficios de ser personas activas, se destaca su importancia en el manejo de la obesidad y en la adquisición de una mejor calidad de vida (11,12,13); pero hablar del juego como instrumento promocional en el desarrollo de los niños es algo nuevo y hasta el momento no existen documentos que presenten una recopilación de avances sobre este tema, es por esto que el concepto de inactividad física o sedentarismo en los niños no se ha posicionado todavía como una problemática. Unido a lo anterior, el incremento en la incidencia de la obesidad en la población general es alarmante, y más aún el aumento descontrolado en la incidencia de la obesidad infantil (3,4,5,6,7,14). Se describen enfermedades asociadas a ésta como retraso en el crecimiento, desarrollo temprano de enfermedades crónicas: síndrome x, enfermedades circulatorias y articulares, además de las consecuencias y alteraciones que estas ocasionan en el perfil epidemiológico de las poblaciones, la repercusión a nivel social y económico para las familias, la sociedad y el país (11,15); sin embargo no se ha desarrollado un trabajo continuo en cada país para la promoción de patrones de actividad física en los niños y jóvenes (9,13,16). En Colombia según la ENSIN 2005 el 3.1% de los menores de 0 a 4 años tienen exceso de peso, el 4.3% de los niños entre 5 y 9 años (10). 18 Es preocupante conocer que el juego no se utiliza como herramienta que contribuye a generar hábitos saludables, y esto lo refleja el contexto de actividad física en la ENSIN, donde se realizó medición de la actividad física y se observó en los adolescentes de 13 a 17 años que solo el 26% de la población cumplía con el mínimo recomendado, siendo el porcentaje ligeramente mayor en hombres que en mujeres 27.6% y 24.2% en mujeres respectivamente. En los adultos de 18 a 64 años de edad el 42,6% cumplía con mínimo de actividad física recomendada, siendo el porcentaje mayor en mujeres que en hombres 46.4% y 38.1%(10). En esta encuesta no se realizó mediciones de actividad física en los menores de 13 años. Se requieren cambios favorables en el entorno de los menores para que se adquieran estilos de vida saludables, y es allí donde los padres y cuidadores juegan un rol importante en la formación de estos patrones, dado el aprendizaje de los preescolares de sus actitudes, practicas y costumbres como orientador, formador y modelo a seguir (3,4,9,13,16). Dado que el niño en edad preescolar se desenvuelve en el hogar y con la comunidad educativa, se requiere conocer cómo se aborda el juego en estos espacios a fin de contar con herramientas que permitan aportar elementos a las instituciones encargadas del cuidado y educación de los preescolares sobre la importancia de la promoción del juego, dadas las implicaciones que este tiene en el crecimiento y desarrollo, ya que el proceso de aprendizaje es continuo, cambiante y recíproco, en donde intervienen múltiples factores que tienen que ser impactados de forma precisa por los programas e intervenciones que se planeen y que deben ser clave para lograr objetivos en el bienestar y desarrollo de los niños. Aquí es donde nace el interés de las investigadoras, en establecer la importancia del juego como actividad física dentro del proceso formativo integral dirigido a los preescolares, desde el hogar y la escuela desde los programa de educación formal y no formal, teniendo en cuenta que el juego es un satisfactor de calidad de vida y es una actividad formativa en los niños. Además, se identifico que la presente revisión sería útil para el Distrito Capital dado que brindaría herramientas para el abordaje integral de los preescolares.

Rudy Garcia Lozano

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